Un buen tema para reflexionar es la relación que tenemos con nuestra familia y cómo éstas podemos enfrentar el diario vivir y a actuar con determinados valores y costumbres.
En la familia se logra establecer muchas conductas emocionales que necesitan las personas para el desarrollo pleno de sus capacidades, habilidades y potencialidades, tales como: el amor, la protección, la identidad, el sentido de pertenencia, entre otros que permiten el bienestar emocional de sus miembros. Es allí donde se estimula la solidaridad, la tolerancia, la aceptación de la diferencia y el respeto mutuo. Es una fuente de apoyo y acompañamiento en las transiciones de la vida.
La familia sigue cumpliendo, a pesar de las crisis y los cambios, una compleja y minuciosa labor de formar a sus miembros para vivir en sociedad, transformar su entorno y construir un mundo mejor. Podemos decir que la familia es el ámbito más deseable para crecer.
Por eso, el buen funcionamiento familiar depende de muchos aspectos como las diversas maneras de enfrentar y resolver los problemas, la expresión de sentimientos, la comunicación, el ejercicio de la disciplina y, las posibilidades para que dentro del marco familiar, cada uno de sus miembros construya un proyecto de vida propio.
Esto exige enriquecer las relaciones familiares estableciendo formas de interacción, entendimiento y cooperación que faciliten y promuevan el desarrollo personal y eleven la calidad de vida de cada una de las personas que la integran.
Como colaboración a la familia de manera que sea un lugar para vivir mejor, y a la vez convertirla en una alternativa para disfrutar, encontrar tranquilidad, comprensión y ternura les brindo las siguientes recomendaciones:
Debemos concienciar que la familia es un proyecto, posible, en el que todos los miembros debemos aportar.
Fortalecer la vida espiritual para trasmitir a los hijos un sentido de vida.
Compartir más tiempo efectivo, jugar con los niños, compartir la mesa, conocer a los hijos.
Retomar nuestro lugar y compromiso como padres.
Brindar a los hijos el afecto, la protección y la tranquilidad emocional que necesitan para sentirse seguros y confiados.
Conversar con los hijos, escuchar lo que dicen, darle importancia a lo que piensan y sienten.
Son necesarios los límites, por ello ejercer autoridad con sensibilidad, firmeza, respeto y justicia.
Vencer el estrés, fortalecer la paciencia, la tolerancia y la comprensión.
Crear expectativas positivas respecto al futuro.
Transmitir a todos los miembros de la familia la alegría de vivir.
Promover la expresión positiva de sentimientos.
Excelente reflexión… Cuando cada individuo tome conciencia de sus necesidades entre ella la espiritual y los valores entonces tendremos familias sólidas y de principios elevados… Que reviertan la triste realidad en nuestros hogares..
Gracias por tu comentario. Es cierto, si queremos fortalecer nuestro entorno y a nuestra sociedad, debemos empezar por cambiar nosotros tomando conciencia de asumir esos valores , de alli la importancia de mejorar cada día las relaciones familiares.